No lo hagas. O no lo hagas a menos que tengas una muy buena razón. A esa edad, la madre debe cuidar del aseo personal y la limpieza. Si un baño es inevitable, que sea tan reconfortante como sea posible para no causar la tensión innecesaria en el gatito.
Paso 1. Toma primero su temperatura. Los gatitos con temperaturas más bajas de lo normal – la temperatura corporal debe estar entre 99,5 y 102,5 grados Fahrenheit – están enfermos o débiles y no deben bañarse. En este caso, utiliza una toalla empapada en agua caliente y limítate a dar al gatito un «baño mojado» con la toalla. Esto debería deshacer cualquier suciedad superficial u olores hasta que el gatito este lo suficientemente sano como para conseguir un baño real.
Paso 2. Se considerado. Si pones un gatito de 2 semanas de edad dentro de una enorme tina de agua, le dará un ataque al corazón. En su lugar busca una sartén plana o tina de plástico y llénala con agua tibia. Sostén el gatito en una mano y con la otra y rocía un poco de agua por encima de su cuerpo. Pregunta a tu veterinario si puedes agregar un poco de champú para gatos al agua. No frotes y no pases demasiado tiempo en el agua. Piensa en términos de un baño de «10 segundos.» ¿Las pulgas? Consigue un champú antipulgas especial que puedas utilizar en gatitos recién nacidos, en lugar de ir por lo de siempre, que es demasiado fuerte para los animales jóvenes.
Paso 3. Seca al gatito lo más posible con una toalla suave y esponjosa. Esta es la oportunidad perfecta para llenarlo de abrazos. Simplemente envuelve el gatito en la toalla y masajea el cabello con suavidad hasta que esté seco. No te sorprendas si al final el gatito ronca toda la tarde después de un baño relajante.
Paso 4. Envuelve al gato en una toalla nueva, sécalo y colócalo sobre una almohadilla o una manta caliente. Espera más ronquidos, a menos que la madre y los hermanos vayan a inspeccionar el divertido olor del gatito.
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